Las recomendaciones de carne semanales son 0-3 a la semana, es decir, no es necesario consumir carne para llevar una dieta saludable (aunque, ¡ojo!, tampoco significa que sin consumir carne implícitamente se siga una dieta saludable). En el caso que esta se consuma, debe priorizarse la de aves (pollo, pavo, pato), y que esta sea siempre de calidad (ecológica o de pasto).

Pese a la opinión popular, el pato entra dentro de la categoría de carne blanca (aunque su color es oscuro). Además, la carne en sí es magra, es decir, baja en grasa. Sin embargo, el pato tiene una capa de grasa muy gruesa, que normalmente acompaña al corte de carne que compramos, y que también se consume, por lo que algunos fabricantes clasifican al pato como carne grasa.

La carne de pato aporta vitaminas del grupo B (B1, B6, B9 y B12), vitamina A, D, C y E. También minerales como el calcio, zinc, potasio, magnesio, fósforo y selenio.

Muchos expertos recomiendan consumir la carne junto con la grasa, ya que se considera muy saludable. De ser así, es importante que esta sea de calidad porque en la grasa acumulan hormonas, antibióticos y otras toxinas.

INGREDIENTES (2 personas):
  • 1 magret de pato (500 g aprox)
  • 1 calabacín
  • 8-10 shiitakes
  • 2 cebollas
  • 2 manzanas golden
  • especias: sal, romero, cúrcuma, pimienta negra y canela ceylan.
PREPARACIÓN (30-40 min):
  1. Calentamos una sartén, y, cuando ya esté bien caliente, añadimos el pato con la capa de grasa hacia abajo. Al cocinarlo así la grasa suelta su aceite, y de esa forma el pato se cocina en su propio jugo. Cocinamos unos minutos (al gusto, según lo queráis al punto o bien hecho), le damos la vuelta y cocinamos unos minutos más. Truquito: si os gusta muy hecho mejor tapar la sartén para que no se seque tanto.
  2. Mientras tanto vamos haciendo la salsa: cortamos a daditos 2 cebollas y 2 manzanas y las salteamos con las especias a elección (yo le he puesto mucha canela ceylan, y una pizca de cúrcuma, pimienta negra y sal). Cocinamos durante 15 min.
  3. En otra sartén salteamos el calabacín y los shiitakes, previamente cortados muy finitos. Cocinamos durante 10-15 min.
  4. Trituramos la salsa con una batidora potente. Le podéis añadir un poco de agua si la queréis más líquida. Retocamos de sal si es necesario (ojo! no os paséis que la salsa debe ser dulzona).
  5. Emplatamos y… ¡a disfrutar!
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