Como os explicaba en este post el açai es una fruta originaria de Brasil de color violeta oscuro (se parece mucho a un arándano), de bajo índice glucémico y muy rico en antioxidantes (antocianinas), vitaminas, omega 3, 6 y 9 y fibra.
Para hoy os propongo un smoothie de açai, plátano y kéfir.
El kéfir es un tipo de fermentado que se obtiene de la fermentación de la leche con diferentes cepas de levaduras. Este, al estar muy fermentado contiene más ácido láctico (es más ácido) y menos lactosa que el yogur y sobretodo la leche, con lo que es apto para personas con intolerancia a la lactosa leve.
A parte del kéfir tradicional hecho con leche animal (vaca, oveja, cabra), en los últimos años también podemos encontrar los preparados a partir de bebidas vegetales (coco, anacardo, almendra…)
Yo suelo tomar el de cabra u oveja, ya que se digieren mejor que los de vaca.
Además, los lácteos de vaca contienen un tipo proteína llamada beta-caseína A1, que es proinflamatoria y provoca molestias digestivas en algunas personas. Además, durante la digestión de esta proteína se libera un compuesto derivado de la morfina (beta-caseomorfina), que genera adicción y otros efectos adversos indeseables a nivel cerebral, al igual que todas las morfinas (medicamentos utilizados como paliativos potentes en enfermedades terminales, con potentes efectos adversos y adictivos).
Todos hemos oído a alguien decir «sin un vaso de leche por la noche no me puedo dormir, no hay manera», y también «no podría ser vegano, no sé como dejar el queso». Se cree que esta necesidad por los lácteos que sienten algunas personas es debida a esta caseomorfina.
Y pensaréis, ¿cómo puede ser que un compuesto tan potente con efectos tóxicos esté presente de forma natural en un alimento? Pues porque en el ternero (que es el destinatario natural de la leche de vaca) esta adicción es beneficiosa, ya que le hace querer mamar continuamente, y de esa forma no desnutrirse y morir.
En cambio, los lácteos de cabra y oveja no contienen beta-caseína A1 sino beta-caseína A2, que no provoca estos efectos indeseables ni genera beta-caseomorfina.
Por otro lado, al ser un producto fermentado, el kéfir se considera un probiótico excelente (contiene hasta 30 cepas de bacterias diferentes), y su consumo se considera sumamente beneficioso, no solo a nivel intestinal sino en la salud general de la persona ya que también potencia el sistema inmune). Una barriguita sana, es un cuerpo feliz.
Sin embargo, a alguna gente no le sienta bien el kéfir animal, en ese caso podéis optar por el kéfir de coco, que también contiene probióticos y está espectacular.
INGREDIENTES (1 ración):
- 2 cp de açai en polvo* (yo he usado el de la marca Organica Superfoods)
- 1 plátano (natural o congelado**)
- 3 cs de kéfir de cabra
- 1 zanahoria
- Toppings: plátano, fresa, semillas calabaza, nibs cacao, coco rallado… lo que queráis
*¡¡VIGILAD!! que el único ingrediente sea açai, muchas marcas ponen una barbaridad de azúcar para abaratar costes.
**La receta original es con plátano congelado, para darle esa consistencia semisólida. Sin embargo, muchos expertos recomiendan no abusar de alimentos muy fríos (ni siquiera en verano) así que la receta también se puede hacer con plátano al natural. Sólo hay que tener en cuenta que quedará más líquido.
PREPARACIÓN (5 min):
- Trituramos todos los ingredientes en una batidora.
- Ponemos la mezcla en un bol y decoramos con los toppings.