Si habéis leído mis últimas publicaciones sobre el azúcar, donde explico qué es y qué tipos hay, hablo de los edulcorantes artificiales y naturales, los conceptos sin azúcar y sin azúcar añadido, etc, os habréis quedado con la pregunta:
Pero entonces… ¿con qué puedo endulzar? ¿Hay alguna opción realmente saludable?
Lo mejor es no utilizar ningún tipo de endulzante, ni natural ni artificial. Debemos acostumbrar nuestro paladar al sabor real de los alimentos.
Si aun así deseamos endulzar algo (por ejemplo para una ocasión especial, un cumpleaños…), o para sobrellevar el proceso de desintoxicación del azúcar (porque sí, es una «droga»), os recomiendo utilizar frutas (plátano o manzana asada) o tubérculos/verduras dulces (boniato o calabaza), que no solo aportan dulzor, sino también fibra, vitaminas, minerales, etc.
Diversos estudios demuestran que el cuerpo reacciona mucho mejor al consumir un azúcar dentro de la matriz del alimento que lo contiene, ya que este azúcar se absorbe más lentamente que el azúcar «suelto». Por tanto, no es lo mismo comerse un plátano que contiene unos 10 g de azúcar que comerse una cucharada de azúcar blanco.
Otra alternativa sería endulzar con fruta deshidratada, como dátiles o pasas. Aun así, hay que tener en cuenta que estas contienen casi un 70% de azúcar, con lo que no pueden consumirse sin medida. La excepción sería el coco rallado, que aun siendo una fruta deshidratada, y tener un sabor dulce, es muy muy bajo en hidratos de carbono (y rico en grasas), con lo que es una idea genial para endulzar naturalmente nuestra repostería sin añadir más azúcar.
Por otro lado, tenemos algunas opciones que aunque no contienen azúcar y no son dulces de por sí aportan un punto dulzón, suficiente para los paladares más acostumbrados, o al menos suficiente para reducir el uso de otros azúcares en paladares más amantes del dulce. Por ejemplo:
– Canela ceylan: tal como explicaba hace unos meses en un post dedicado enteramente a este superalimento, la canela ceylan es una especia con potentes propiedades antioxidantes, que además regula los niveles de glucosa en sangre.
– Aceite de coco, que aporta un sabor dulzón, con casi 0 azúcar. Con esto no me refiero a sustituir en una receta la parte de azúcar por aceite de coco, simplemente en utilizar el aceite de coco en sustitución del ingrediente graso (mantequilla, aceite de girasol, etc).
– Por último, aunque realmente no es un endulzante, me he dado cuenta que a veces lo que necesitan unas galletas o un bizcocho no es necesariamente mucho dulzor, simplemente un toque de “algo”, para que no parezcan pan o palitos. Este “algo”, en vez de azúcar puede ser piel de limón, naranja, o alguna especia aromática tipo anís o cardamomo. Utilizando estos aromatizantes, podemos preparar repostería realmente sabrosa sin tener que cargarlos de azúcar.