Sin pretensiones. Este plato es tan facil de hacer, que no sé si llega a la categoría de receta. Sin embargo, es muy resultón, y evidentemente, saludable.
El bacalao es un pescado blanco, y como tal, se considera una excelente fuente de proteínas de elevado valor biológico, que aportan todos los aminoácidos esenciales para el organismo.
Hace no tanto, el bacalao se consideraba comida de pobres, ya que su precio era muy económico y podía salarse y conservarse sin problema durante meses. Actualmente, la cosa ha cambiado. No es que sea un pescado de lujo, pero perfectamente puede ser el plato principal de una comida especial (ej: el famoso bacalao con sanfaina, pasas y huevos duros que se prepara tradicionalmente en la plana de Vic por Pascua).
Sin embargo, aun comprándolo de calidad (fresco del mediterráneo o del mar noruego) no es excesivamente caro. Tampoco es un pescado muy grande, con lo que, a priori, no acumula tantos metales pesados como pescados gigantes tales como el atún o el pez espada.
Por ello, (y porque me encanta) es uno de los pescados que acostumbro a comer con asiduidad. Esta receta es una de las que preparo muchos días en los que no tengo mucho tiempo para cocinar, pero no me apetece la típica ensalada con pollo.
INGREDIENTES (2 personas):
400 g de lomos de bacalao al punto de sal (fresco o congelado)
400 g de tomate triturado
1 puñado de pasas
1 cebolla de Figueras
3 dientes de ajo
1 manojo de acelgas
especias: cúrcuma, pimienta negra, hierbas
1 pizca de sal (opcional, y dependiendo de lo salado que sea el bacalao)
PREPARACIÓN (30 min):
- Picamos los ajos y la cebolla. Los salteamos 5 min.
- Añadimos el tomate triturado, las pasas, las especias y los lomos de bacalao.
- Tapamos y cocinamos a fuego medio durante 20 min.
- Mientras tanto, lavamos y cocinamos las acelgas al vapor, unos 15 min.
- Servimos, ¡y listo!