¿Quién no ha oído hablar del açai y sus milagrosos beneficios nutricionales? Seguro que si alguna vez habéis ido a un restaurante o café «healthy», de los que ahora están tan de moda, habréis visto que lo ofrecen en su carta. Inmediatamente habréis visto el precio (perfectamente 10€ por un bol o zumo) y os habréis quedado tiesos. A ver, el açai es caro, sí, pero se le pone un par de cucharaditas… Lo que está de moda, y más si es exótico, se paga.
Y a partir de allí lo habréis pedido o no, dependiendo de si os pesaba más la curiosidad (y necesidad por probar la última moda) o el bolsillo.
Pero, por si algún despistado está pensando, ¿aça…qué? El açai o açaí es una fruta originaria de Brasil de color violeta oscuro (se parece mucho a un arándano), que durante muchos siglos ha sido consumido por los indígenas de Amazonas por sus múltiples propiedades medicinales. Es muy rico en antioxidantes (antocianinas), vitaminas, omega 3, 6 y 9, fibra… Además tiene un bajo índice glucémico.
Hace unos años captó la atención de los occidentales, que lo empezaron a importar, se puso super de moda y pagamos una barbaridad por él. Punto.
¿Es sano? SÍ
¿Está delicioso? SÍ
¿Es realmente necesario consumirlo para mantener una dieta saludable? NO
Por favor, no nos volvamos locos. A veces nos creemos que si no consumimos alguno de estos superalimentos nos estamos malnutriendo. Cuando la realidad es que no tienen nada que no podamos obtener de la dieta mediterránea.
Dicho esto, si os gusta y os apetece, por supuesto consumidlo. ¡La verdad es que está delicioso! Queda genial en smothies, helados, zumos, etc, como mi açai smoothie bowl o mi helado de plátano y açai.
Pero, ¡ojo! Que sepáis que el açai no es dulce de por sí, así que si lo tomáis en un restaurante, vigilad, porque seguramente lo servirán cargado de azúcar (podéis pedir que os lo preparen sin azúcar).
Así que casi mejor hacéroslo en casa, vuestro bolsillo y vuestra insulina os lo agradecerán.